miércoles, 26 de octubre de 2011

CASO CIRO CASTILLO

Especial. El caso Ciro Castillo (II). Final infeliz: la chica mala vence a la montaña



Pregunta clave. Los nueve días que interesan al Ministerio Público. El verdadero misterio de Rosario Ponce. A dos policías les dijo que solo estuvo cinco días sola en el Colca. ¿Su versión presenta contradicciones?
Ricardo Uceda.
Periodista

La última noticia que alocó a la prensa peruana fue que policías de Madrigal, el poblado desde el que Rosario Ponce y Ciro Castillo partieron hacia Tapay el 31 de marzo pasado, habrían asesinado al estudiante, enterrándolo en las inmediaciones, quizá en el mismísimo cementerio del lugar. Un reportero de televisión señaló ante cámaras el nicho en el que estaría el cadáver. Aunque la historia se desinfló cuando el fiscal Frank Zegarra realizó con sus peritos una diligencia en Madrigal sin recoger una prueba, en cualquier momento aparecerá otra de su tipo. O la misma con variantes. El último fin de semana un asesor gubernamental influyente llamó a un periodista conocido y le dijo:

–Lo de Madrigal es cierto. Los policías lo mataron.

Un motivo de las especulaciones es que el caso convoca tanta audiencia que los medios no lo van a dejar morir así nomás. Otra explicación es que la falta de evidencias alimenta fábulas. Por ejemplo, la de que Ciro Castillo y Rosario Ponce no continuaron su ruta hacia Tapay sino que, en el tercer o cuarto día de su caminata, volvieron sobre sus pasos, hasta algún lugar ignoto en el que Ciro fue asesinado.



Este mito se complementa con otro: la pareja jamás llegó al escabroso despeñadero donde Rosario sostiene haber visto por última vez a Ciro, la mañana del quinto día. De acuerdo con la misma creencia es imposible que Rosario hubiera podido sobrevivir seis días en un lugar tan salvaje, sin contar los tres más durante los que dice haber caminado hacia el paraje denominado Peigh, en el que fue encontrada el 13 de abril. Todo esto cuadra con la versión de que Ciro murió en Madrigal, y con muchas otras. En algún momento Ciro Castillo padre defendió la tesis de que su hijo fue enterrado en el sector Malata Vieja del distrito de Madrigal. Cerca de allí, en su afiebrada búsqueda, encontró unos huesos que resultaron prehistóricos. También se publicó –otra primera plana– que el estudiante fue sepultado en las inmediaciones de una cabaña en la zona por donde Rosario Ponce fue rescatada. Cirilo Condori, dueño del inmueble, dijo que habían desaparecido la lampa y la barreta que guardaba allí. Eran, añadió, las herramientas que sirvieron para sepultarlo.

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